martes, 7 de julio de 2009

repaso a la historia:SANFERMINES 78




Sanfermines de 1978
En los Sanfermines de 1978 se produjeron una serie de graves disturbios iniciados en Pamplona el 8 de julio de 1978 en el contexto de la transicion española, y que posteriormente se extendieron por Alava,Guipuzcoa, Vizcaya y el resto de Navarra. Estos sucesos nunca fueron juzgados.
Se iniciaron tras la irrupción de la policia armada en la plaza de toros de Pamplona, donde había 20.000 personas. La intervención había sido precedida porque en la bajada tradicional de las peñas al ruedo, al finalizar la corrida hacia las 20:45 horas, un grupo de personas portaba una pancarta a favor de la amnistía, produciéndose protestas desde otro sector, llevando a enfrentamientos verbales y alguno físico.
La entrada de unos cuarenta agentes de la policía, conocidos entonces como "grises" por su indumentaria, con material antidisturbios con el comisario de la Policía de Pamplona Miguel Rubio.
Se utilizó indiscriminadamente abundante material antidisturbios, con disparos de pelotas de goma y botes de gases lacrimógenos contra los jóvenes que estaban en la arena así como contra los que estaban en las gradas. Parte del público salió por el patio de caballos y otros se refugiaron en los pasillos del interior, mientras que otro sector tiraba objetos a los miembros policiales. Estos respondieron con fuego real que produjo siete heridos de bala, del total de 55 heridos que fueron atendidos en la enfermería de la plaza.

Unos quince minutos después de iniciarse los incidentes, hacia las 21.00 horas, otro grupo de unos 40 agentes entró por el patio de caballos que, utilizando también sus armas de fuego, llegó al interior de la plaza. Mientras tanto, un grupo de personas escapaba de la plaza oculto en un camión frigorífico, que se utiliza para traladar la carne de los toros.
Con respecto al inicio de los incidentes, una "comisión de investigación", creada por las peñas y en la que formaba parte el abogado Angel Ruiz de Erenchun, tras recoger numerosas pruebas, proporcionó el siguiente informe:
Tras el último toro, el noveno de los que habían aparecido en el ruedo, alrededor de cincuenta personas bajaron desde el tendido seis al ruedo, en donde desplegaron una pancarta verde en la que con letras blancas se leía: «AMNISTIA TOTAL PRESOAK KALERA. SAN FERMIN SIN PRESOS». Desde ese mismo tendido, y una vez extendida la pancarta, comenzaron a dar una vuelta al ruedo mientras en los tendidos las opiniones se dividían. Unos aplaudían y otros silbaban.
Hacia la mitad del tendido 3, una persona sin identificar, de unos 45-50 años, comenzó a insultar a los que estaban en el ruedo mientras diversas personas de su alrededor tiraban a la arena varias almohadillas y alguna botella vacía de champagne. La reacción de los que estaban en el ruedo -alrededor de cien personas- fue inmediata. Un grupo subió hasta el tendido intercambiando con los que les habían arrojado las almohadillas y botellas, golpes e insultos. Sin que la bronca hubiera terminado, el público de la plaza comenzó a gritar, de forma casi unánime: «San Fermín, San Fermín».Cuando parecía que volvía la calma, los txikis de las peñas entraron por el callejón, nada más abrirse la puerta, con sus charangas y pancartas. Inmediatamente detrás y a escasos segundos, irrumpían violentamente unos 40 miembros de la policía armada, con dotación de material antidisturbios, junto con D. Miguel Rubio, comisario jefe de Pamplona. En los primeros momentos se pudo ver como Rubio daba órdenes de cargar contra los mozos que estaban en la arena, y en consecuencia los miembros de la policía armada, que eran de la dotación de Pamplona, iniciaron una carga violenta con empleo de abundantes disparos de pelotas de goma y botes de humo, y golpeando con las porras.
Los altercados se extendieron rápidamente por toda la ciudad convirtiéndose en un auténtico campo de batalla urbano. Llegando las barricadas a las cercanías del Gobierno Civil.

El Gobernador Civil Ignacio Llano convocó a los representantes sindicales, políticos y a representantes de ls peñas para intentar apaciguar la situación, sin lograrlo.
La policía siguió utilizanzo sus armas de fuego en forma de ráfagas de metralleta y en la calle Roncesvalles, hacia las 22:15, resultó muerto German Rodriguez , de un tiro en la cabeza, en la frente. Tres jóvenes que vieron cómo caía lo trasladaron al hospital junto a otro herido de bala, aunque allí no pudieron hacer nada por salvar su vida. En este lugar se encontraron 35 impactos de bala.
Posteriormente se contabilizaron más de 150 heridos, de ellos once con heridas de bala. Según Rodolfo Martin Villa, ministro del Interior en aquel momento, solo en seis horas y en la zona del centro de Pamplona se hicieron 7.000 disparos de material antidisturbios y 130 disparos de bala.
El grado de violencia empleado quedó reflejado en las órdenes que se daban desde la central a los policías por radio, y que fueron grabadas:
"Preparad todas las bocachas y tirad con todas las energías y lo más fuerte que podáis. No os importe matar."

Desde el edificio de Gobierno civil se daban las órdenes por radio a los cuerpos policiales.
Las imágenes que TVE grabó en la plaza de toros fueron emitidas en una sola ocasión el 9 de julio, desapareciendo posteriormente de los archivos. Estas imágenes han sido recuperadas de una televisión francófona por los autores del documental Sanfermines 78, Juan Gautier y José Ángel Jiménez, en 2005.
Las autoridades españolas siempre han sostenido que fue un error, por lo que el gobernador civil Ignacio Llano fue cesado y los mandos policiales (comandante Ávila y comisario Miguel Rubio) fueron trasladados. Rodolfo Martin Villa en la rueda de prensa realizada en televisión en referencia a estos acontecimientos comparándolos a las acciones de ETA dijo:
"Al fin y al cabo lo nuestro seran errores, pero lo otro son crímenes".

Rodolfo Martín Villa, recogido de TVE en "Sanfermines 78".
El que era gobenador civil Ignacio Llano, afirma que cesó al comandante Ávila de forma inminente y que el mismo presentó la dimisión, aunque el ministro del interior dijera que le había cesado.

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