sábado, 10 de abril de 2010

Carta a mi tio,

Eipa Jesús; me han dicho que te vas; por desgracia me pillas con pocas posibilidades de estar contigo este rato, así que te dejo aquí un trozico de mí, para tí y para la historia.
Es cierto que en los últimos... muchos años, no hemos coincidido apenas, ni contigo, ni con el resto de la familia,- la vida nos determina un poco donde debemos estar en cada momento-, pero siempre te he sentido como el tío favorito.
No se muy bien el motivo real, aunque sí que se que, en varios de los encuentros que hemos tenido, quizás en la mayoría, me he encontrado muy a gusto charlando contigo, esas pequeñas aventuras, para mí, han servido como fuente inagotable de recuerdos, incluso algunos de ellos han servido para separar las distintas etapas que cada cual tenemos, implantadas en nuestra memoria, y que nos van haciendo mayores a la fuerza.
De entre todos los recuerdos que mantengo vivos, hay dos que me gustaría no olvidar nunca, uno de ellos, por que es de los pocos que tengo de mi infancia rebelde, y el segundo , por que fue la ultima vez que nos vimos.
No recuerdo muy bien si era una boda, o una comunión, o de si fue una vez o fueron varias; lo que si recuerdo es que yo era un mocoso con pintas, y de que , evidentemente , ha pasado mucho tiempo; .

No teníamos ni para pipas, y encima, como era mal estudiante, me tocaba aun menos; así que me presentaban en estos eventos, sin un duro, hablando claro. Por aquel entonces yo ya fumaba, aunque la mayoría de las veces, me tocaban las colillas, que recogía con ahinco entre los invitados, incluso , a poder ser, sin que llegasen a apagar del todo, para no gastar en cerillas, hasta que apareciste como de la nada, para darme dos paquetes de tabaco, ni mas ni menos, que del mejor, y un mechero, del que no guardo recuerdo, pero que me hicieron sentir como el mejor premiado de la fiesta;, fue un bonito detalle, que lo sepas, gracias.
La ultima vez que nos vimos, fue en tu casa, una tarde calurosa, en la que fui acompañado de la familia, y recorrimos esa pequeña hacienda tuya, mostrando orgulloso, cada pequeño recuerdo, cada espacio inmóvil, ya, pero con sabor a algo, y , por supuesto, esa pequeña barbacoa, en medio de campo, con cuatro trozicos de madera, y algo de carne; madre mía, esta merienda-cena, no podría olvidarla ni aunque quisiera; aun hoy sigo pesando en volver a repetirla , este donde este, y con la gente que sea; aunque nunca seria lo mismo, sin ese olor a Castilla, sin esos cuentos de historias interminables, sin las risas, y los llantos de las criaturas, aun pequeñas, sin ese tomate casero y ese pan de nunca acabar, y , por supuesto, sin ti, Tio Jesús.
Me han dicho que te vas, que lo haces en paz, por mi parte, tienes los deberes hechos, y has aprobado con nota, así que , ya puedes marchar, y vete tranquilo, que lo que queda aquí, ya lo arreglaremos como sea.


2 comentarios:

  1. TXUTXI, gracias por tus palabras, se nota que son sinceras y espontáneas. Hoy, durante el entierro del tio Jesús, no dudes que estarás con él en nuestro pensamiento y le mandaremos un postrero saludo de tu parte.

    Nos queda el consuelo de que ahora está feliz al lado de su/nuestra querida Margarita.

    Un beso a ti y a la family, tu hermano Pablo.

    ResponderEliminar
  2. He leido tu carta a Jesus,gracias por conpartir tus recuerdos con nosotros,tu prima Conchi.

    ResponderEliminar